VIVA LA III REPÚBLICA

Jerónimo Martín de Bernardo.-

Hace 93 años se proclamaba la Segunda República en España. El periódico Ahora , uno de los más importantes de la época titulaba En los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona se ha proclamado la Republica. El Rey sale para el destierro esta noche. Era el 14 de abril por la tarde, aunque había sido el Ayuntamiento de Éibar el primero en proclamarla, a las seis de la madrugada de ese día. Se instauraba un nuevo régimen sin derramar una gota de sangre.

El periódico conservador El Debate, publicaba que “desde ayer existe la Segunda República española. La República es la forma de gobierno establecida de hecho en nuestro país. En consecuencia, nuestro deber es acatarla”. Prácticamente nadie cuestionó el nuevo régimen.

Cinco años más tarde un golpe de Estado y la posterior Guerra Civil acabarían con el Gobierno legítimo y se instauraría un régimen dictatorial que conllevó represión, exilio y fusilamiento de muchas personas durante casi cuarenta años.

El problema es que una vez muerto el dictador Franco, se aceptó su imposición en la figura de Juan Carlos de Borbón como sucesor. La transición aceptó una monarquía, en lugar de restaurar el régimen que había sido eliminado por un sangriento golpe de Estado.

Es importante tener en cuenta que no se hizo un plebiscito entre Monarquía y República, porque si se hubiera hecho, como decían las encuestas habría ganado el régimen republicano. La monarquía no tenía ninguna legitimidad, pero cuando se negociaba la Constitución latía en el aire el temor a un nuevo golpe de Estado. La amenaza militar era conocida por todos los negociadores que tuvieron miedo a ir más allá de lo que el ejército permitía.

Tanto el PSOE como el PCE, partidos republicanos consideraron que había que ser posibilistas y para evitar tensión aceptaron el régimen monárquico. El problema es que no lo hicieron con carácter temporal, programando un plebiscito a corto o medio plazo, sino lo aceptaron haciendo prácticamente imposible el cambio de régimen.

Ha pasado ya tiempo suficiente para que sea la soberanía nacional, que según la Constitución reside en el pueblo español, la que decida el régimen en el que le gustaría vivir, porque como dice el título preliminar de la soberanía popular emanan los poderes del Estado, pero no, la monarquía no se ha sido sometida a la soberanía del pueblo.

Se hizo una Constitución, que incluso tuvo que redactar el artículo relacionado a la Corona con un carácter machista, porque cuando se estaba redactando la norma, el rey, elegido por el dictador, por su propia cuenta, nombró a su hijo Felipe como príncipe de Asturias, aunque es el más pequeño de sus hijos.

El problema es que la Constitución es una norma prácticamente bloqueada. Su reforma necesita unos porcentajes que salvo en cuestiones puntuales, como se ha hecho recientemente para la eliminación del término disminuido, se hace inviable.

La monarquía además de anacrónica no se corresponde con la definición del término democracia, entendido este como gobierno del pueblo, ya que en el nombramiento del jefe del Estado, el pueblo no participa en absoluto. El actual monarca fue nombrado cuando el anterior estaba de corrupción hasta las cejas y antes de que se llevara por delante la institución, se marchó a Arabia y desde todos los medios cortesanos se vendió que el nuevo era el bueno, se había preparado para ello y sería un gran rey. Pero el CIS sigue sin preguntar sobre la monarquía.

El mensaje que se ha generalizado es que ahora no es el momento, pero la realidad es que para determinados sectores nunca es, ni será el momento. Ha pasado ya tiempo suficiente para que el pueblo ejerza su soberanía y decida sobre la jefatura del Estado, pero para ello tiene que moverse y demandarlo con fuerza, porque la resistencia de todas las instituciones es muy sólida. No solo la aristocracia de la derecha y la ultraderecha la apoyan, también los poderes financieros, jurídicos y mediáticos. Pero la posición más determinante para el mantenimiento de la monarquía es la de los dirigentes del PSOE que saben que si se hiciera un plebiscito las bases votarían abiertamente a favor de la República, en este tema hay una clara discrepancia entre las bases y las élites del partido, por eso en los Congresos se ha evitado abrir esta caja de pandora.

La República no vendrá sola, la debe traer el pueblo para que sea aceptada por todos, porque podría darse el caso que fuera la derecha quien la trajera, pero es evidente que esto sería una República selecta y con grandes carencias. Hay que tener en cuenta que por sí solo un cambio de régimen no mejora los derechos de la ciudadanía, tienen que ser estos, como soberanos, quienes tomen la responsabilidad de construir un nuevo régimen con unas características propias, ampliando derechos y libertades, no debe ser el antimonarquismo, sino un nuevo régimen con más democracia. La Tercera República tiene que tener unos objetivos y una definición clara y es el momento de ponernos manos a la obra los que nos sentimos republicanos para que sea efectiva, sabiendo que la tercera no tiene porque ser una réplica de la Segunda República. Además es necesario aclarar la confusión generalizada que identifica la república con la guerra civil.

Aquí se elogia al Rey emérito aunque haya pruebas de su corrupción. Pero resulta que en contra de lo que establece la Constitución no todos los españoles somos iguales ante la ley, el rey es inviolable.

Una República de máximos seguramente no será posible, pero al menos deberá ser un régimen integrador, pacifista, federalista y de justicia social.

Salud y República.