PROGRESO HUMANO

Santiago Redondo López.-

Después de la hominización del ser humano -proceso biológico de la especie- llegamos al Homo sapiens. Tras miles de años, se han formado diversas civilizaciones humanas en el planeta. Principalmente las civilizaciones han sido sometidas por la religión dominante según territorios y continentes. De los primitivos homos sapiens y tras un sentido de mejora en la condición humana conocido como “progreso” hemos llegado al siglo XXI.

Progreso, bonita palabra, en esencia contiene mejorar las condiciones de vida del ser humano, pero ¿realmente estamos progresando adecuadamente después de la revolución industrial en los últimos siglos? Tengo muchas dudas que el ser humano esté en la buena dirección sobre un progreso sostenible en el planeta. Pienso que el ser humano se está suicidando lentamente como especie. Ganar mucho dinero como sea y, de cualquier forma, es de un egoísmo visceral tal, que carece de toda racionalidad que el homo sapiens utilizó. Más bien es el fruto de una lenta inmolación desprovista de un sentido racional que vaya destinado a mejorar su condición humana.    

Este lento suicidio -en mi opinión- lo vamos viendo año tras año mediante el cambio climático. Según las Naciones Unidas la actividad humana altera la composición de la atmósfera mundial. Los cambios regulares y naturales se ven conmovidos por la citada actividad humana, produciendo diversos fenómenos tales como el calentamiento global que es un aumento desproporcionado de gases de efecto invernadero, una desforestación brutal ocasionada por la industria de la madera, el crecimiento de la población incrementa la producción de gases que exacerban el efecto invernadero.

Las consecuencias del cambio climático producen la acidificación y contaminación de las aguas gracias al aumento del dióxido de carbono. Ocasiona fenómenos meteorológicos devastadores como huracanes, sequías extremas e inundaciones, temperaturas elevadas en épocas estivales que favorecen los incendios vegetales que arrasan centenares de hectáreas de monte de diversa clasificación y tipología.

Dicho esto, mientras se tomen las decisiones a nivel mundial por los gobernantes de todo el mundo para luchar contra el cambio climático, los resultados serán y se notarán a muy largo plazo suponiendo que exista una seriedad extrema en las medidas adoptadas y con ello evitar las agresiones que está haciendo el ser humano a la atmósfera.

La pregunta del millón ¿mientras tanto qué hacemos?

Me pronunciaré sobre los incendios vegetales como operario interviniente en la extinción de incendios de este tipo de combustibles -sin entrar en tecnicismos- realizando una aclaración de los diversos tipos de incendios que se ven favorecidos según la vegetación del terreno.

El progreso mal gestionado está llevando al abandono total del campo debido al despoblamientos de las zonas rurales. En España, se le ha dado el nombre de “la España Vaciada”. La falta de población rural hace que se abandone el campo del cual se suministraba el combustible en forma de picón para el brasero y leña para guisar y calentarse en invierno, sin mencionar la actividad laboral que producía carbón vegetal para su uso en las grandes ciudades.

La falta de pastoreo tradicional ejercido durante siglos, favorece el aumento de combustibles vegetales debido principalmente a la altura de hierbas y nacimiento de arbustos y matorrales los cuales no crecen -ni pueden crecer- por ser el alimento principal de animales herbívoros. 

Tanta vegetación sin pastorear y abandonadas por el ser humano al sustituir el pastoreo tradicional por actividades mercantiles favoreciendo la creación de granjas de producción de ganado o macro granjas, dicha vegetación se va almacenando año tras años convirtiendo las zonas rurales en auténticos almacenes de millones y millones de toneladas de combustibles vegetales disponibles de ser quemados si son alcanzado por el fuego, generalmente están muy extendida por el territorio nacional y según sea el tipo de vegetación de la zona.

Lo que produce -en caso de un incendio- un empeoramiento cerca de las poblaciones debido al interfaz (zona de acción de un sistema sobre otro) de vegetación y viviendas. Es decir, favorecerá la propagación del incendio a las viviendas si el fuego llega a las misma.

Según la organización Greenpeace España es el país de la Unión Europa más afectado por los incendios forestales provocados por el ser humano que superan el 96%.

Termino con una escueta tipología de incendios vegetales:

  • Se considera incendio forestal al fuego que se propaga sin control por un terreno en el que vegetan especies forestales arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas.
  • Es un incendio agrícola el fuego que se propaga sin control por un terreno dedicado al cultivo agrícola.
  • Incendio de vegetación en suelo urbano, son los incendios de cualquier tipo de combustible vegetal en suelo urbano sin influencia forestal, ej. Jardines, cunetas etc.
  • Incendios de cuarta generación. En este tipo de incendios, el fuego puede alcanzar las edificaciones y, además, propagarse por la existencia de combustibles no forestales, como la propia vivienda o la vegetación de jardines considerado estos incendios de interfaz urbano forestal.

El progreso mal gestionado, carece de su esencia principal, alejándose de mejorar la vida del ser humano y produciendo un efecto contrario ¿Estamos en la antesala de las mayores catástrofes en el planeta? Cada cual saque sus propias conclusiones.