SIN EMBARGO POR SORPRESA

Manuel Camuñas.-

No, no te puedo negar que los versos son melodías en los silencios del amor, pétalos rojos escritos en una carta con destino incierto, o mariposas de clorofila sobre la lengua de un soñador.

Inútil negarlo, de nada me ha de servir, de nada, y todo porque tú demuestras que los versos son estrellas en las pupilas de las pasiones, fruta jugosa en el paladar del alma, o infusiones para calmar las borracheras de la indiferencia.

En este momento de la controversia, y sin la más mínima de las vacilaciones, me uno a ti y manifiesto, además, que son catamaranes cruzando el Polo Sur, labios buscando el beso que se esconde tras los otoños, o calor en la frialdad del vacío.

A lo que tú contestas, y esta vez con más azul en las pupilas, que los versos son salas de relax en las turbulencias de la ira, ramilletes de felicidad en los llantos del corazón, o aldabonazos en las conciencias dormidas.

Yo, por seguir tu estela de flores en las pedrizas de la moral, afirmo, con no menos rotundidad, que son huéspedes desnudos en el corazón y, sin saber cómo, terminan haciéndose inmortales en las lagunas de la ternura.

Sin embargo, por sorpresa, escarchándome la lengua con tu mirada de axioma entre colores, afirmas que para qué me sirven los versos si le doy la espalda a la poesía. Y desconcertado me quedo sin palabras.

Del Poemario Prosemas en tándem, editado por Ledoria en Toledo año 2019