¿Mentir, cambiar de opinión, es lo mismo?

Santiago Redondo.-

Pienso que no es lo mismo. Me baso en que mentir supone falsedad, negación, engaño, embaucamiento, fabulación etc. Leí en una ocasión, que es más fácil engañar a alguien, que convencerle que ha sido engañado. Los seres humanos tendemos en apoyarnos en aquellas convicciones que confirman nuestras creencias y sobre lo que creemos, a veces nos cuestionamos algunas cosas que tienen un impacto significativo, ello hace confrontar nuestras propias ideas. Llegado este punto, nos cuesta mucho cambiar de opinión ¿Por qué es tan difícil cambiar de opinión? Generalmente cada día la gente corriente cambia de opinión por diversos motivos y circunstancias en cuestiones menores. Bien sea por un retraso ajeno a nuestra voluntad en llegar tarde a un sitio determinado, bien sea porque el desarrollo de los acontecimientos te hace cambiar de una idea preconcebida con anterioridad… Entonces, ocurra lo que ocurra en cuestiones de calado importante ¿Es bueno mantenerse en sus trece? En mi opinión, creo que renunciar a una postura o un pensamiento contrario a uno anteriormente establecido por convicciones propias muy profundas, es un proceso que puede resultar, cuanto menos, agresivo a nuestro cerebro motivado por la extraordinaria dificultad que es la de claudicar. No es fácil claudicar sobre una idea o pensamiento preestablecido por nosotros mismos y de calado. El proceso químico en nuestro cerebro es muy complejo y a lo largo del día experimenta diversos mecanismos. Por poner un ejemplo comprensible, si nos sentimos amenazados o en peligro, el cerebro activa al mecanismo correspondiente a la situación para adoptar algún dispositivo en modo defensivo. Los cambios de opinión, se pueden producir en una discusión donde una persona se pueda sentir acorralada al intentar defender lo indefendible. La psicóloga Victoria Horner de la Universidad de St. Andrews Escocia, asegura que cuando nuestras ideas son confrontadas, nuestro cerebro experimenta los mismos mecanismos que cuando nos sentimos amenazados o en peligro. Aquí comienza la racionalidad que el ser humano desarrolla de forma superior respecto de otras especies. La inteligencia -según Victoria Horner- se debe, presumiblemente, al ejercicio de la honestidad. Éste, desencadena la meditación a la cuestión que nos está -por decirlo de alguna manera- acorralando. En cuanto nos afecta en la vida, llevamos tiempo oyendo el dicho de “rectificar es de sabios”. El presidente del gobierno de España, en todas y cada una de las cuestiones de Estado en que las circunstancia han modificado el mapa político, han hecho o han motivado que el presidente del gobierno cambie de opinión. Lo importante es subrayar, que, la pérdida de votos que le pudiera suponer al PSOE por realizar dichos cambios, no han sido ningún obstáculo para materializar todos los cambios de opinión que ha realizado a lo largo de esta legislatura Pedro Sánchez. Por lo tanto, los estudios expuestos por la psicóloga anteriormente citada -deja sin cuestión alguna- la aplicación de un ejercicio de honestidad en grado mayúsculo, por anteponer el bien para España al interés propio en la pérdida de votos que pudieran suponer al PSOE en los comicios electorales. Termino apesadumbrado por la ausencia de uno de los expresidentes del gobierno de España, que, a día de hoy, permanece en silencio sepulcral y que algunos le clasificaron como una persona muy inteligente en política, me refiero a Felipe González. Me pregunto si es que prefiere que Feijóo gane las próximas elecciones con el apoyo de Abascal, en vez de colaborar con la
representación institucional del partido político al que pertenece. Quiera o no Felipe González, la persona que ostente la secretaria general federal del PSOE será la máxima representación institucional del PSOE elegido por la militancia mediante primarias y no como el señor Feijóo que fue elegido a dedo presidente del PP defenestrando en el cargo a su antecesor Pablo Casado, que, por cierto, este último fue elegido por la militancia del PP. No deja de ser curioso. Señor Felipe González Marques, su actitud es incomprensible para los socialistas de base. Me da la sensación que algo me falta, pero soy sincero, si el hablar es para no hacer lo que está haciendo José Luis Rodríguez Zapatero, también expresidente del gobierno, prefiero que no lo haga, por lo menos callado, no colaborará para beneficiar con sus palabras al adversario político. Visto lo que están haciendo recientemente en ayuntamientos y comunidades autónomas PP y Vox, taciturno ayudará mucho más a que no lleguen al gobierno semejantes lindezas.