CARTA ABIERTA A JOAQUÍN LEGUINA

Carmen Rodríguez.-

Sr. Leguina:

En 1.995, cuando perdió las elecciones a la Comunidad de Madrid frente a Alberto Ruíz Gallardón, le escribí una carta, a la que Vd. contestó a los pocos días para darme las gracias.Le había votado en aquellas elecciones a las que se presentó para ese cargo. Me pareció entonces que, salvo que yo estuviera equivocada, los gobiernos que Vd. presidió habían tenido una trayectoria limpia y sin escándalos, muy diferente a las administraciones del Partido Popular que vinieron después y que llegan hasta hoy. Y lo que nos queda por ver, teniendo en cuenta que la Presidenta ha decidido convertir el gobierno de Madrid en una pista de circo de tercera. Ya sé que Vd. la adora, pero yo el intelecto y el sentido crítico los tengo intactos.Su trayectoria en los últimos años me ha parecido algo más que sorprendente. Porque yo tenía una determinada imagen de Vd. y esa imagen se me ha ido por la alcantarilla. No sé si se dará cuenta (seguro que no le importa) que en este momento, para mucha gente, ha quedado retratado como una persona que no ha sabido retirarse a tiempo y que parece que se mueve por el interés, económico, obviamente. En román paladino, considero que tiene cien mil poderosas razones para moverse de sitio. Y a ello habrá que añadir otras diez mil poderosas razones más, que es la indemnización que Vd. reclama por vía judicial a su antiguo partido por haberle expulsado. Vd. puede alegar que tiene el derecho a disentir de las directrices de su partido (y es verdad) y que no tiene por qué ocultar su admiración y entrega incondicional a una determinada líder de otro partido, que, dicho sea de paso, no sabe hablar, no tiene cultura, no tiene empatía, no tiene humanidad y que se permite el lujo de utilizar los medios de la CAM para defender a su novio, alias “ese particular del que Vd. me habla”. Y esa admiración que Vd. siente me parece sorprendente, teniendo en cuenta que es Vd. una persona con una trayectoria política y profesional totalmente diferente. Pero para gustos, colores.He visto en demasiadas ocasiones estas piruetas por parte de algunos políticos, en las que desde luego le incluyo, y esto me resulta insoportable. El tema es que yo no he cambiado. Soy la misma persona que hace 54 años, con 16 años, tomó conciencia política. Y jamás, con los matices que dan los años y la experiencia, me he apartado de mis principios éticos.En fin, Sr. Leguina, como en esta vida siempre hay que ser elegante, espero que efectúe un trabajo digno. Y ya de paso, vista su experiencia, enseñe a la presidenta a expresarse adecuadamente; a que no se puede ir a un programa y soltar eso de “bolita, bolita” porque resulta vulgar; y a que aprenda que en Centroamérica y la mayor parte de Sudamérica se habla el español. Me quedé de piedra cuando en una entrevista que la hicieron confesó, sin rubor alguno, que cuando ella fue a Ecuador durante su época universitaria, desconocía que allí se hablara español. Da vergüenza ajena. Podría enumerar otras cuestiones que no estaría de más que aprendiera, pero ahí lo dejo.

Un saludo,

CARMEN RODRIGUEZ